Esta es mi foto más mentirosa.
Acá ves una chica preciosa e iluminada. Una mamá Psicóloga súper regulada que disfruta una Navidad blanca en su Barcelona perfecta.
Pero acercate un poquito.
¿Sentís el temblor de mi cabeza por las miles de horas frente a la pantalla?
¿Y mi llanto por los días que no puedo parar e igual me exijo seguir?
Vení, inclínate un poco más. ¿Ves que me sobresale un nudo en la garganta? No son paperas. Es cuánto extraño a mis viejos que viven del otro lado del océano y no voy a poder abrazar estas Fiestas.
Mirá mis fines de semana. Me da vergüenza, y te lo digo igual. A veces no sé qué hacer con el tiempo libre que tanto defiendo y ayudo a otras mujeres a defender.
Mirá mi lucha por aprender a vivir en un país extranjero y por tratar de que mi hija reciba mi amor y mi calma, cuando a veces ya no queda para mí. Cuando lo gasté todo en mis pacientes, olvidándome que yo no salvo a nadie.
Capaz mi foto tiene demasiados filtros, y eso te engaña. Pero debajo de mis ojos estoy llena de arrugas. No es vejez. Así son los cuerpos de las madres autónomas.
En estas Fiestas no te deseo balances con saldo a favor, ni planificaciones 2023 impolutas, ni brindis con champagne caro con gente que no te interesa conocer.
Te deseo que te cuentes la verdad.
Porque tu honestidad brutal nos alivia a todas.
Nos deja más humanas, menos acorazadas, más cerca la una de otra.
Nos permite reírnos de lo falladas que somos todas las que cuidamos algo.
Nos deseo gratitud por lo que tenemos, claro. Somos más millonarias de lo que creemos.
Y también nos deseo que pongamos nuestra salud mental al centro.
Pregúntale hoy a al menos UNA PERSONA que te importe mucho:
«Amiga, ¿cómo estás?».