Natalia Sarro Ni médica ni devota

Ni médica devota ni hija complaciente

Natalia Sarro

Denise es médica. Y a mitad de su carrera, su cuerpo se rompió.

Y es que a veces, a las mujeres se nos tiene que quebrar algo que todos vean, como una pierna o una clavícula, para poder decir las otras cosas que también se rompieron y que nos aterroriza nombrar.

Como tantas mujeres profesionales que seguro tú también conoces, Denise es la típica mamá presente que todos aman.

La hija servicial que, a sus cuarenta y pico, corre cuando un padre se enferma.

La líder bien predispuesta que se sacrifica por sus compañeros cuando no alcanzan las manos para curar.

Denise es médica y en nuestro primer encuentro, me habla de todas su partes rotas.

Y cuando digo rota, me refiero – literal-. Hace unos meses se le rompió un hueso en un simple accidente doméstico que puso su vida patas para arriba.

Pero también, se rompió por las exigencias de toda la gente a la que Denise se empeña en salvar.

«Y es que en realidad, esto viene desde mucho antes de la fractura, Naty.

Esta angustia venía camuflada de nudo en el estómago hace años.»

Todo empezó el día que le ofrecieron un puesto de gestión en su centro de salud, y no se dio permiso a decir que no.

Ella, que amaba el contacto lento, profundo y empático con sus pacientes, ahora también tenía que correr con números que no cierran, excels complejos y temas políticos delicados.

Desde entonces, se siente tironeada por sus superiores, que le exigen alcanzar tal o cual indicador de rendimiento, aún con poco personal para cubrir urgencias.

Exigida por las necesidades de sus colegas, para quienes intenta suavizar los golpes de la deshumanización, usando su cuerpo y su salud mental como almohada.

Culpable por no tener tiempo de cuida a hijos y a un padre enfermo.

Ahora que está de baja y no puede distraerse con las necesidades ajenas, el hueso roto de Denise le habla alto y claro.

«Denise, ¿qué es lo que realmente quieres?

No la médica devota.

No la hija complaciente.

No la madre hiperpresente.

Tú, la mujer que dirige la orquesta de los cuidados.»

El cuerpo tiene formas fascinantes de hablarnos a las mujeres.

A vos, ¿alguna vez te habló fuerte y claro como a Denise?

Naty Sarro